lunes, 1 de septiembre de 2008

Peregrinación superlativa a la francesa

En la segunda mitad del siglo 19 aparecieron muchas de las hoy grandes multinacionales que hacen sus negocios a nivel mundial atendiendo a una clientela gigantesca, era la época cuando el capitalismo en gran escala comenzó su marcha triunfante por el mundo sustituyendo a las sociedades feudalistas que entorpecían el desarrollo de las fuerzas productivas.

En ese tiempo aparecieron la Coca Cola, la Siemens, la Mercedes Benz, la Westinghouse, J P Morgan, la Peugeot, la General Electric, la Standard Oil de Rockefeller (hoy ExxonMobil), la Nestlé, la BASF, la Western Union y muchas otras compañías cuyos nombres y marcas están tan asociadas con nuestra vida cotidiana. Estas grandes multinacionales llevan sus productos a los consumidores en todo el mundo.

Pero hay otra forma de hacer en grande lo que uno hace, así como una multinacional.

Qué les parece la formula de traer o, más bien, atraer los clientes del mundo al producto que se ofrece en lugar de llevar este producto a todos los lugares del mundo. O sea que uno puede ser multinacional creando las condiciones para que los clientes desde todo el mundo se sientan obligados a peregrinar al santuario donde se ofrece el producto.

Este método tiene la ventaja de que los que ofrecen el servicio se ahorran los costos del transporte, se evitan los diferentes sistemas burocráticos y de impuestos, se evitan precios diferentes de los servicios según el país, se evitan los costos de los intermediarios y muchas otras incomodidades que resultan cuando se tienen que atender las necesidades de los clientes en una región geográfica que a veces cubre el mundo entero.

Precisamente en el 1858 se le apareció la virgen misma en 18 ocasiones, según cuenta la historia, a María Bernada Sobirós, hoy mejor conocida como Santa Bernadette, y según ella en una gruta, cerca del pueblito de Lourdes al pié de los Montes Pirineos, había encontrado por revelación de la Virgen misma un manantial de agua milagrosa y curativa. La misma Bernada era de origen humilde y muy enfermiza muriendo a los 35 años de edad.

Y aquí también resultó el origen de una idea que vende sus productos a una clientela multinacional, atrayendo sus clientes hacia Lourdes, lugar de sus actividades y centro logístico y de producción.

Desde el principio se observaron las leyes que garantizarían mayor comercialidad.

En el 1861 el pastor de la localidad Dominique Peyramale y su obispo superior Monsignor Bertrand-Sévère Mascarou compraron la gruta y la tierra circundante y la comenzaron a preparar para lograr que fuera más fácil acomodar mucha gente, al mismo tiempo comenzaron a construir la primera de las iglesias, La Cripta, de lo que después sería el complejo del Santuario de Nuestra Señora de Lourdes que tiene un área de más de 500 mil metros cuadrados y contiene también el lugar del manantial de donde sale el Agua de Lourdes, además de 22 iglesias y basílicas donde se hacen misas en los principales idiomas europeos.

Un par de años después encargaron a un esculptor para que, siguiendo los relatos de Bernada Sobirós, hiciera una esculptura de la Virgen, Nuestra Señora de Lourdes, que fué erigida en la cavidad donde se le apareció.

Después de que la iglesia, al principio suspicaz, canonizara a María Bernada, y que su cadáver pareciera incorrupto después de ser exhumado mucho tiempo después, comenzó el marketing en grande.

Lo primero que se hizo fué preparar el el cadáver con una máscara de cera y exponerlo en una caja de cristal y con el paso del tiempo se siguieron complementado las construcciones para lograr mayor efectividad. Se construyó el estadio subterraneo, o Basílica Subterranea de St. Pius X, que acomoda fácilmente 25 mil personas, se construyeron hospitales y centros de caridad, así como paseos y parques. Así mismo lo harían en Las Vegas o Disneyland.

El Agua de Lourdes del manantial con fuerza curativa, vendida en botellas y los baños en Agua de Lourdes a 12-13° de temperatura son un negocio redondo, a pesar de que está demostrado con certeza científica que no es el agua lo que cura, si no la creencia en Dios.

La calle de las velas, con un obrero que retira las velas viejas para dejar espacio para las nuevas y las retiradas siguen ardiendo en una especie de carretilla todas juntas, como si fueran personas en un estadio y los restos de cera, casi 800 toneladas al año, se reusan reciclándolos para hacer más velas, que son vendidas a desde 1 €uro, a mi derecha las pequeñas, a la izquierda las gigantescas de hasta dos metros de altura.

Y con 500 mil peregrinos mensuales, en promedio, que ahora toman el agua bendita de un grifo que se ha anexado a la fuente, apretando un botón de la manera más moderna, hay que racionalizarlo todo. Pero es que toda lo que tiene que ver con Bernada siempre ha sido bien moderno. Por ejemplo, Bernadette fué la primera Santa que se pudo fotografiar porque precisamente en su época se inventó la fotografía.

Ahora en los tiempos modernos tampoco se quedan atrás, si quieres que te envíen tu botellita de agua sagrada y curativa y tienes mucha fé en Dios y confianza en los humanos, pues pídela por internet que el agua de la Gruta que se envía a cualquier parte del mundo es gratuita. Según dice el portal oficial sólo (!!) se paga el recipiente, el embalaje y el transporte, casi nada!!
Y si no eres creyente en la bondad humana o eres un negociante, pues cómpra por internet la del año que desees, en botellitas de 30 mililitros para tomarla con gotero, desde 15 dólares en adelante.

Este es un año redondo para los expertos de Lourdes, a 150 años del milagro y con las festividades que se aproximan, con el Papa ya anunciado para mediados de septiembre, habrá hasta el final de diciembre, en total, más de 8 millones de peregrinos.

Ojalá que no se les acabe el agua y la tengan que importar de otro lugar sagrado.

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