martes, 28 de julio de 2009

Confieso que he vivido, ahora cuando comienza la vida

En este aniversario, quincuagenario, me oso a decir que he vivido y disfrutado de una suerte extraodinaria.
En estos años, cubiertas las dos terceraa partes de un exilio al principio forzado y después voluntario, me tocó vivir en carne propia los aciertos y desaciertos del sistema socialista. Me tocó vivir el mundo europeo; sí, de la vieja Europa y de la nueva unificada por la Unión Europea.
Experiencias vividas sin que nadie me cuente sobre sucesos históricos, sobre insignificacias, sobre verdades y mentiras, sobre hipocresías de los sistemas que conformaron la última mitad del siglo veinte.
Conocí, con la objetividad que da la distancia, los males y las bondades de nuestro país. En esta lejanía me hice más quisqueyano. Más atento a nuestros problemas. Y no es cuestión de nacionalismo egoista, ni mal entendido.
Las coincidencias de la vida me llevaron a ser testigo ocular de los sucesos que acompañaron la caída del muro de Berlín con las posteriores transformaciones sociales que sucedieron al cambio de sistema y las luchas políticas que resultaron.
Todas estas experiencias de observador durante este largo tiempo, precisamente cuando desde Europa se comenzaba de nuevo a escribir la historia, me ayudaron, si no a comprender, a definir las necesidades de nuestro país para lograr una vida digna para todos los ciudadanos de nuestro país.
Concretamente para el proyecto político de mi vida creo que debo concentrar mis energías en la realización de cinco temas que pudieran ser resueltos en las próximas dos décadas y son los siguientes:
Luz
Agua
Vivienda
Alimentación
Seguridad Social
En el día de hoy ha habido una cisura en mi biografía, poque desde ahora me dedicaré a lograr estas metas para los quisqueyanos, 24 horas al día, cada día.