domingo, 24 de agosto de 2008

Sueño Dominicano de oro y plata a puñetazos y patadas

Ni ellos mismos se lo creían que el muchacho de Sabana Perdida que tuvo que ir a Pekín, por allá lejos en el medio de la China, a realizar su sueño, realizaría nuestro sueño de nación de estar una vez arriba, bien arriba.
Y tuvo que ser en la lucha con la marcialidad de la pelea y a puños limpios o más bien enguantados que se adjudicó el triunfo, que nos adjudicó el triunfo.
No fué en una de las disciplinas elegantes de la vida deportiva, no fué corriendo, no fué saltando, ni persiguiendo una pelota, ni montado a caballo, ni pataleando en el agua, no.
Fué a puñetazos limpios que logró su hazaña, fué una lucha como la que conoce cada día de la ahora nuestra Sabana Perdida, ahora tan querida regíon que nos llenó de orgullo con uno de sus hijos, con uno de los suyos, con uno de los nuestros, no de Nueva York, ni de Madrid, aquí nacido, aquí criado, aquí quedado, luchando, fajado, por el pan suyo de cada día, y de sus hijos, y de los suyos, sin compromisos.
Y es ese espíritu de lucha que con él nos identifica, porque es la lucha diaria que todos llevamos por esas cosas que da la vida que en otras partes son relativas.
Los dos elogiados deportistas que nos representaron, el dorado y el plateado, resolvieron a puñetazos y patadas el problema de sus vidas y son héroes nacionales, millonarios en $ Pesos del deporte.
Son la encarnación del sueño nacional de resolver, de buscarsela bien. Y tuvieron que ir allá tan lejos para resolver, sin ni hablar chino, con un lenguaje más contundente, el de los golpes, que no se adquiere ni en escuela, ni en universidad.
Y cuando baje la marea de su popularidad, cuando baje el sentimiento de solidaridad con ellos y de simpatías, espero que no se nos olvide Sabana Perdida con su diaria lucha.
Que no se nos olviden las miles luchas diarias de los que no se pueden ir tan lejos a buscar la suerte, de los que tienen que ganar diariamente esas peleas por la subsistencia, de los que tienen un contrincante desconocido que es la pobreza, de los que no reciben ni oro ni plata por sus victorias, de los que no conocen ni la solidaridad, ni la simpatía nacional por sus proezas de sobrevivir un día más.
Que no olvidemos a los que cada día tratan de hacer realidad el Sueño Dominicano de resolver.

Publicado por John Castro De La Cruz
Inspirado en Félix Díaz y los demás muchachos de Sabana Perdida

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