martes, 13 de mayo de 2008

Fondo de la Esperanza

A la sombra de los sucesos proselitistas que vive el país en estos momentos creo justo, para votar el golpe, pensar en soluciones para problemas que van más allá del 16 de Mayo.
'Decenas de miles de muertos en Myanmar a causa de un ciclón', 'Miles de muertos en China por un temblor de tierra' fueron los titulares principales de los últimos días.
Todos los años a nosotros también nos afectan catástrofes naturales y es predecible que en el 2008 nos toque sobrepasar las penurias que dejarán algún huracán o alguna que otra inundación y hasta quizá nos toque un temblor de tierra.
Sí, he dicho predecible porque todo lo predecible, hablando en materia de buen gobierno, debe resolverse usando un plan que proponga soluciones y que disponga de los medios financieros para cumplir lo propuesto. Esa estrategia permite reaccionar rápido y usar los recursos disponibles de la manera más adecuada dejando mejores y más eficientes resultados en el manejo de la cosa pública.
Si se quiere que esta estrategia perdure según pasan los gobiernos debe hacerse una ley que regule cómo el estado debe reaccionar ante las calamidades naturales. Esta ley debe prever una partida en el presupuesto nacional que debe ser reservada y usada para aliviar y corregir de inmediato los daños que los sucesos naturales pudieran dejar.
Para el estado este modo de proceder tendría la ventaja de que otros aspectos de la vida económica y social no padecerían a causa de algo ‘imprevisto’ y se pueden continuar las políticas públicas de la manera que las concibieron los gobernantes de turno.
El monto de esta partida presupuestaria puede evaluarse usando las estadísticas de los últimos años. Me parece adecuado no fijar un monto absoluto, si no que por ejemplo 1% del presupuesto de la nación debe ser dedicado para formar un fondo anticalamidades y la ley debe también definir qué condiciones son necesarias para usarlo.
O sea que el dinero reservado para contrarrestar los efectos de las calamidades aumentaría o disminuiría dependiendo de lo que haya pasado, algunas veces alcanzaría y si algo sobra pasaría a la partida del próximo año.
Y como es mejor prever que lamentar, con el paso de los años este fondo anticalamidades pasaría a ser un Fondo de la Esperanza y si tenemos suerte crecería tanto que podría ser usado en parte para financiar algún megaproyecto nacional de infraestructura.

Publicado por John Castro De La Cruz

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