A principios de marzo de 2025, una inspección rutinaria del puente reveló una expansión significativa de una grieta ya conocida en el componente portante del puente. De inmediato se disparó un protocolo que existe para estas situaciones que detalla las medidas a tomar en cada caso.
Las investigaciones posteriores incluyeron pruebas exhaustivas de componentes mediante métodos de prueba modernos, así como observaciones continuas bajo carga de tráfico.
15 días después ya se había tomado la decisión de demoler este puente, que representaba un peligro latente, y construir uno nuevo en su lugar. Desde el sábado pasado las 7 máquinas con pinzas especiales ya están ruyendo el hormigón, comenzando así con la demolición que durará unos 10 días.
Y porque hay que cumplir con la ley, la urgencia no evita que al mismo tiempo que se realiza la demolición, se iniciará la licitación correspondiente para la construcción del nuevo puente. El contrato para el nuevo concepto de construcción correspondiente debería adjudicarse, a ser posible, en verano, según afirmaron técnicos de la empresa Deges, responsable de la gestión del proyecto. El criterio clave de adjudicación de la obra será minimizar el tiempo de construcción y las interrupciones en el tráfico del tren de transporte urbano que pasa por debajo. Lo importante es la máxima velocidad con que se realice la obra.
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